VIDA (427-347 a. C.)
Nace en Atenas en el seno de una familia aristocrática. Su verdadero nombre es Aristocles, pero fue apodado "Platón" por sus anchas espaldas (platys). A los veinte años conoce a Sócrates y fue su discípulo hasta la condena y muerte de éste. Su interés por la acción política hizo que dedicara su obra a concebir un modelo ideal de organización social para la "polis". A los sesenta años fundó en Atenas la "Academia" donde se enseñaba filosofía, matemáticas, astronomía, etc., de acuerdo con un plan educativo progresivo.
- OBRAS MÁS IMPORTANTES: El Banquete, Fedro, Fedón, La República y Parmenides.
EL PROBLEMA DE LA REALIDAD: METAFÍSICA
Nace en Atenas en el seno de una familia aristocrática. Su verdadero nombre es Aristocles, pero fue apodado "Platón" por sus anchas espaldas (platys). A los veinte años conoce a Sócrates y fue su discípulo hasta la condena y muerte de éste. Su interés por la acción política hizo que dedicara su obra a concebir un modelo ideal de organización social para la "polis". A los sesenta años fundó en Atenas la "Academia" donde se enseñaba filosofía, matemáticas, astronomía, etc., de acuerdo con un plan educativo progresivo.
- OBRAS MÁS IMPORTANTES: El Banquete, Fedro, Fedón, La República y Parmenides.
EL PROBLEMA DE LA REALIDAD: METAFÍSICA
Platón hace una distinción entre dos mundos: el mundo sensible y el mundo de las ideas. El
mundo sensible o aparente, es el terrenal y material compuesto por los seres particulares y
concretos, diversos, múltiples, imperfectos y corruptibles, que son sólo una copia de las ideas.
Frente a él, está el mundo de las ideas o real, el mundo trascendente, el de las ideas que existen
de forma independiente a sus realizaciones concretas. Las ideas son entidades reales y objetivas
que existen “en sí” y “por sí” mismas en un mundo aparte, son la esencia, la verdadera realidad de
las cosas y todas ellas son únicas, eternas, inmutables, perfectas e inteligibles. Así, el mundo real y
verdadero es el mundo de las ideas y el mundo material y sensible es solo una copia.
La relación entre el mundo de las ideas y el mundo sensible se explica con la Teoría de la
Participación: los seres concretos y materiales del mundo sensible sólo existen en tanto que
participan en diversos grados de perfección en la idea con la que se corresponden y, por ello,
son múltiples y diversos siendo unos mejores copias que otros de acuerdo a su mayor o menor
grado de participación. Lo sensible, lo concreto, no es más que la realización múltiple y cambiante
de las ideas en la materia imperfecta, tal y como Platón afirma en el mito del Demiurgo al explicar
el origen del mundo material.
El mundo de las ideas es, por lo tanto, el mundo real y perfecto. En él, todas las ideas se
relacionan y coordinan, están jerarquizadas y organizadas racionalmente. La jerarquía de las
ideas va, de abajo a arriba, de las ideas menos generales (de las que participan menos ideas) a
las más abstractas (de las que participan más ideas): ideas de los seres sensibles; ideas
matemáticas; ideas éticas, estéticas y políticas; y, en la cúspide, la idea de Bien. La idea de Bien
(de Perfección) es el fundamento ontológico ya que todas las ideas participan plenamente de la
idea de Bien porque esta idea hace posible que las ideas existan y que sean perfectas y racionales.
Igualmente, y con respecto a los seres sensibles, su Bien será su mayor participación en su idea
correspondiente, siendo más o menos perfectos según el grado en que realicen o copien su idea
(cumpliendo así su finalidad: teleología). La idea de Bien es también el fundamento
epistemológico de la realidad: las ideas no son conocidas plenamente (su racionalidad y
perfección) hasta que no se conoce la idea de Bien.
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO: EPISTEMOLOGÍA
Platón distinguirá, tal y como señala en el mito de la caverna, dos modos fundamentales de
conocer: la doxa (opinión), el falso conocimiento que proviene de la percepción sensible de los
seres concretos o aparentes del mundo sensible; y la episteme (ciencia), el verdadero
conocimiento de las ideas trascendentes e inteligibles, el conocimiento de la verdadera realidad de
las cosas que pertenece al mundo de las ideas y que se obtiene a través de la razón.
El hombre puede llegar al conocimiento de la episteme porque su alma racional, que es su
esencia, preexistió en el mundo de las ideas. El alma cayó al mundo terrenal, mito del carro
alado, y fue atrapada por la materia corporal olvidando todas las ideas que ya conocía. Por ello,
según la Teoría de la Reminiscencia platónica, conocer es recordar las ideas que nuestra alma
ya tenía pero ha olvidado: la verdad se recuerda, no se enseña.
. La dialéctica supone en primer lugar el rechazo de la doxa para, una vez alcanzado el
recuerdo de una idea como hipótesis, ir saltando de una a otra hasta llegar al conocimiento de la
idea de Bien y así lograr el conocimiento perfecto de las ideas, de su racionalidad y perfección.
ELPROBLEMA DEL SER HUMANO Y DE LA MORAL: ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA
Platón defenderá el dualismo: alma y cuerpo forman una unión accidental. Ambos están en
continua lucha pues el alma pertenece al mundo de las ideas y el cuerpo al mundo material
siendo así el cuerpo una cárcel para el alma. Esta alma racional es la esencia del hombre y el
principio del conocimiento racional, pues nos permite llegar a conocer las ideas del mundo
trascendente. Así, según el dualismo platónico, frente a la materialidad y corruptibilidad del
cuerpo, el alma inteligible es inmortal y espiritual. El alma transmigra de cuerpo en cuerpo hasta
que consigue purificarse, mediante la virtud con su desarrollo perfecto, para poder acceder de
nuevo al mundo de las ideas y conseguir la felicidad. Platón presenta varias demostraciones de la
inmortalidad del alma, destacando la de la reminiscencia (solo podemos conocer el mundo de
las ideas por la preexistencia del alma en él) y la de la simplicidad (el alma es simple, pues no es
material, y por lo tanto no puede descomponerse y morir). Además, distinguió tres tipos de alma
o tres partes del alma en el hombre. La racional, esencial y propia del hombre, que posibilita el
conocimiento racional, debiendo gobernar el desarrollo de las otras dos y siendo inmortal. La
irascible, proporciona la capacidad del esfuerzo, la voluntad y el vigor, y es mortal. La
concupiscible, ofrece la capacidad del deseo y las pasiones sensuales, y también es mortal.
La virtud se fundamenta en el desarrollo del bien propio del hombre, su esencia racional, y por lo
tanto, es universal. Distingue tres virtudes de acuerdo a la división del alma: la sabiduría o la
prudencia, se consigue con el desarrollo del alma racional; la valentía, se realiza con el desarrollo
prudente del alma irascible; y la templanza, que se realiza con el desarrollo prudente del alma
concupiscible. Con el desarrollo armonioso de las tres virtudes en el hombre se consigue la
Justicia, el orden estable y perfecto de las tres partes del alma, cuando cada parte cumple su
función específica.
EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD: POLÍTICA
Las virtudes se desarrollan en sociedad ya que el hombre es considerado un ser social por
naturaleza. El gobierno debe pensar en el bien común y conseguir la justicia social. El orden
perfecto de la sociedad se generará con el desarrollo de la virtud característica de cada hombre,
según qué alma predomine más en ellos, para así proceder después a la división social en la
ciudad y el puesto que cada uno ocupará en ella. La educación es por ello muy importante para
descubrir el alma propia de cada individuo y guiar su desarrollo.
Platón distingue tres funciones sociales de acuerdo al predominio del alma y que jerarquizan la
sociedad: el gobernante, en el que predomina la facultad racional y que debe ser el filósofo que
tiene la episteme y la virtud de la sabiduría, cuya función será gobernar; el guerrero, con
predominio del alma irascible y cuya virtud es la valentía encargándose de defender la ciudad; y
el pueblo, con predominio del alma concupiscible, cuya virtud es la templanza, que proveen a la
ciudad de las necesidades económicas o materiales.
Para Platón la mejor forma de gobierno es la Aristocracia, el gobierno de los mejores que son los
filósofos, que poseen la episteme y por tanto la verdad. Después, y por orden descendente,
catalogará a la timocracia (gobierno de los honorables), la oligarquía (gobierno de los ricos), la
democracia (gobierno del pueblo que implica la perversión del orden) y, por último, la tiranía (que
proviene del desorden democrático).
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